Esta mañana caminé entre sierras de esparto y llanuras de arcilla y plata.
Clave mis pies descalzos en la tierra calma y recorrí senderos tortuosas de ilusiones, anhelos y añoranzas.
Respiré profundamente la pasión de la vida y sus encantos. Un cielo azul enorme se asustaba de las nubes y llovió.
El aguacero empapó mis cabellos escondiendo ese arcoíris de sueños entre laderas y barrancos.
Renació la juventud. Llegué a aquel manantial de delirio y frenesí que hay bajo los álamos del ayer y te amé.
Soñé las auroras verdes de olivos, los oestes noviembres del color de las rosas silvestres y las noches de lunas incandescentes entre tus labios.
Recorrí los entresijos de mi mente, entre la locura y la cordura, buscando alguna respuesta, algún ¿por qué?
Entonces despertaron mis fantasías; egregia y elegante estrechaste tus ramas entre los cielos.
Sincera como tú misma. Soledad y amiga fiel.
